LA GENESIS DE LA COMPETICION
Es un desafío con el que fuimos colocados en este mundo, no está claro por quién ni por
qué.
Pero el desafío existe: ser mejores.
Es un desafío que llevamos incorporando, forma parte de nuestra naturaleza y nos debemos a él: aprender, mejorar, enseñar y buscar excelencia."
La superación es una característica endógena al ser humano, al igual que lo que afirman los grandes autores , y promueve el desafío como la ambición del desarrollo del hombre:
"Puede sonar grandilocuente, pero es así. Eso distingue a nuestra especie del resto, eso nos
ha llevado a dominar el planeta hasta puntos que a veces nos tememos que sean aberrantes. Nos ha llevado a dominarlo hasta tal punto que está en nuestra mano destruirlo".
Es un desafío con el que fuimos colocados en este mundo, no está claro por quién ni por
qué.
Pero el desafío existe: ser mejores.
Es un desafío que llevamos incorporando, forma parte de nuestra naturaleza y nos debemos a él: aprender, mejorar, enseñar y buscar excelencia."
La superación es una característica endógena al ser humano, al igual que lo que afirman los grandes autores , y promueve el desafío como la ambición del desarrollo del hombre:
"Puede sonar grandilocuente, pero es así. Eso distingue a nuestra especie del resto, eso nos
ha llevado a dominar el planeta hasta puntos que a veces nos tememos que sean aberrantes. Nos ha llevado a dominarlo hasta tal punto que está en nuestra mano destruirlo".
La competición en el ámbito escolar es el lugar donde
enseñamos a nuestros jóvenes a tener capacidad de
superación, pero con mucha atención a la superación en la
tolerancia, en el respeto y en la grandeza de las relaciones
sociales, en la sociedad plural y cambiante que nos ha tocado
vivir.
enseñamos a nuestros jóvenes a tener capacidad de
superación, pero con mucha atención a la superación en la
tolerancia, en el respeto y en la grandeza de las relaciones
sociales, en la sociedad plural y cambiante que nos ha tocado
vivir.
Los suplentes suelen ser los primeros en ducharse. Huyen, no quieren compartir y desean que se les note el fastidio. En realidad el problema sólo admite dos respuestas: o lucha o no lucha, pero a veces el jugador pone la agresividad en el sitio equivocado... Es el síndrome del suplente,... pero que produce desencuentros frecuentes entre entrenadores y jugadores... Yo entendí hace tiempo que las explicaciones resultan vanas porque el jugador quiere jugar, no saber el motivo por el que no juega. Incluso parece predispuesto a no creer las razones, no siempre justas y a veces hasta peregrinas que le damos los entrenadores. Mostrar el desacuerdo es la estética de una rebeldía universal, acatar la decisión forma parte de la dignidad profesional.